27/10/2018
Las Diviñas son un club de mujeres en torno al vino y esta noche celebran su primer aniversario con una cata y una fiesta en el restaurante Aura de Zaragoza
Unas son jóvenes, otras no tanto; algunas son amas de casa, hay quien dirige empresas y quien escribe notas de prensa; las hay vendedoras, profesoras, creativas, empleadas. Otras están en paro, o todavía estudian. No tienen otro denominador común que el de su género. Bueno, sí, el de su aprecio por el vino y su interés en aprender, de él y sobre él. Son todas mujeres, son todas divinas. Y en torno al vino han creado un club, que acaba de cumplir un año. Celebremos, pues.
El Club Mujeres Diviñas nació del empuje de Eugenia Blanco, propietaria de El Sitio de Eugenia, un espacio singular en plena ruta de los Sitios donde, además de venderse productos artesanos, lo mismo se ofrecen catas o degustaciones que se organizan rutas de tapas a medida. Cuenta que un día le invitaron en Madrid a una cata organizada por Amavi, la Asociación de Mujeres Amantes de la Cultura del Vino, que lleva más de 20 años acercando la cultura vinícola a las féminas. “Me encantó la idea, y me dije: 'Esto tengo que hacerlo yo en Zaragoza'”, recuerda Eugenia, que revela asimismo sus dudas sobre si un proyecto semejante tendría cabida en la capital aragonesa. Pese a todo no se arredró, y con toda la ilusión del mundo puso en marcha un club que 12 meses después tiene ya 230 socias. Y subiendo.
En este tiempo han celebrado encuentros y toda clase de iniciativas, entre las que destacan los retos solidarios para la lucha contra el cáncer. “Queremos difundir la cultura del vino y su aprecio entre las mujeres, porque somos conscientes de que el público femenino cada vez tiene más peso, tanto como consumidoras como profesionales”, explica Eugenia, empeñada en que su club sea “una ventana abierta donde asomarse para conocer la labor de la mujer en este mundo”. Y es cierto que en este año lleno de actividades han participado enólogas, sumilleres, bodegueras, empresarias del vino y grandes aficionadas. Pero no solo ellas. También todas esas ciudadanas anónimas que un día decidieron disfrutar de los caldos desde otro punto de vista.
“Es interesante conocer el vino desde otras perspectivas: fijándote en todos los matices o conociendo a sus productoras, por ejemplo”, cuenta Maite Puntes, quien se asoció desde el principio, atraída por el espacio “de encuentro, alegría y solidaridad” que ofrecía el club. Porque en torno a la cata las Diviñas hacen muchas cosas. Presentaciones de libros, análisis grafológicos de las etiquetas, experiencias mindfulness... "Empecé en esto pensando que se trataba solo de catar vinos mientras te lo pasas muy bien con chicas divertidas, y resulta que me encuentro con palabras que desconocía y que aprendes que tienen su por qué, y su para qué. Palabras como 'coupage', degüello, maceración carbónica, polifenoles...", explica la diviña Carolina Tobía. “Además, se presentan casos de mujeres interesantes que cuentan qué hacen, emprendedoras que han puesto en marcha una iniciativa... Escuchas experiencias de empoderamiento de mujeres, y todo en un ambiente superdivertido”, añade Ana Rodríguez, otra de las socias. “Una actividad que relacione mujeres y vino me parece, como mínimo, un planteamiento rompedor y original”, asegura.
Eugenia deja abierta la organización de eventos a las participantes. “Esto no es un club para desarrollar mis ideas -explica-, quiero que las socias aporten las suyas propias, pidan catas especiales, propongan, que de unos encuentros salgan otros”. Porque de lo que se trata es de pasar un rato de disfrute y ajeno a las preocupaciones del día a día. “A las mujeres nos cuesta relajarnos, siempre tenemos un peso encima, la familia, el trabajo, los niños... Pero cuando nos olvidamos por un rato de todo eso, somos muy disfrutonas”, afirma el 'alma mater' de las Diviñas. Y a fe que disfrutan. “Reunir a mujeres alrededor de unas buenas copas de vino, y además maridadas con excelentes viandas, es una celebración de la vida. Además, el grupo proporciona un entorno único de relación con otras mujeres, en el que nos mostramos relajadas y felices”, confirma otra diviña, Merche Puntes. Y no solo eso. El club hace una decidida apuesta por la mujer, en todas sus facetas. En este sentido, Puntes destaca que constituye "una apuesta actual que aúna el cuidado por lo local y el de las mujeres por las mujeres, demostrando entre otras cosas que queremos apoyar a otras mujeres, y sabemos que eso nos hace más felices y fuertes".
El club está abierto a todo el mundo (femenino) que quiera aprender un poco más sobre los caldos, de denominaciones aragonesas y de otras regiones vinícolas, y pasar un rato agradable en compañía de otras mujeres. No hay límite de edad, condiciones especiales ni conocimientos previos. "Las mujeres tenemos debate para casi todo", ríe Eugenia. Tampoco hay por ahora un tope de socias. Y es que en esto de pasarlo bien, cuantas más, mejor. No se requieren cuotas, al menos de momento. Y los encuentros se van sufragando a base de la venta de entradas a los mismos (a los que también pueden asistir no socias, a un precio un poco mayor) y las aportaciones entre los organizadores y colaboradores.
Esta noche, las Diviñas celebran su primer año de vida con una fiesta en el restaurante Aura de Zaragoza. Como no podía ser menos, se centrará en una Cata de Altura en una de las terrazas del complejo, donde disfrutarán de tres vinos de Bodegas Bal Minuta y Bodega Pago de Aylés, acompañados por otras tantas tapas elaboradas en sus cocinas. También habrá sorteos y muchas sorpresas. Y todas recordarán el pasado y brindarán por el futuro. Porque, como dice Eugenia, "brindamos porque somos DiVinas y DiViñas. Y más que vamos a brindar".
¡Salud!
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